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Cuaderno de abordo de Orientaeduc.com

LOCE: la letra, el espíritu y el cambio posible

Juan Antonio Angulo Sainz
Asociación Castellano-Leonesa de Psicología y Pedagogía


1.YA EN EL CURSO 2001-02, la Asociación Castellano-Leonesa de Psicología y Pedagogía, se pronunció razonadamente en contra de muchos de los planteamientos explicitados en el borrador de la Ley. Cuestiones como, la falta de un Libro Blanco en el que se analizaran los problemas del sistema educativo, la regresión a medidas supuestamente pedagógicas que en otras épocas se mostraron inoperantes (más exámenes, más repeticiones, más segregación en edades tempranas), la insistencia en la acumulación de conocimientos, el carácter asistencial de la nueva etapa preescolar (segregada de la etapa de Educación Infantil), los itinerarios, la reválida, la reducción de la posibilidad de participación en el gobierno y organización de los centros, la creación del Cuerpo de Catedráticos, una nueva concepción de las necesidades educativas especiales (las propiamente dichas de alumnos discapacitados, las de superdotados y las de extranjeros), la atribución de cualidades mágicas al esfuerzo de los alumnos y un largo etcétera, nos llevaron al convencimiento de que, cuando menos, el ampuloso título se encontraba travestido.

2. UNA VEZ APROBADA LA LEY, si en su literalidad se aprecia un olvido de elementales y básicos principios de los procesos de enseñanza-aprendizaje como, la participación, el aprendizaje significativo, la adaptación de las enseñanzas al alumno y no al contrario, el carácter formativo de la evaluación, etc., en su espíritu, contenido fundamentalmente en la exposición de motivos, y voceado machaconamente por sus responsables y una pléyade nada desdeñable de seguidores, se advierte un mensaje falaz, a saber: con esta Ley, los profesores estarán más satisfechos (no tendrán que pensar en el Proyecto Curricular, ni en la elección de director, ni en la disciplina de los alumnos [ya se encargará el director], tendrán el reconocimiento que se merecen [algunos, con suerte y buenas relaciones con la Administración, podrán llegar a directores, incluso, a inspectores]); las familias tampoco tendrán que preocuparse por la elección de director; los alumnos van a aprender más, se van a portar como ciudadanos ejemplares gracias a la educación en actitudes y valores (rebajados a la mínima expresión en el texto de la Ley y decretos posteriores) y a las competencias disciplinarias del director.

3. UN EJEMPLO CONCRETO DE LA PERVERSIÓN que destila , es el atosigante número de veces que se alude al valor del esfuerzo y el sentido que le da. El que se esfuerza, triunfa: éste es el lema. Ya sabemos que el ingrediente del esfuerzo es necesario para el desarrollo de cualquier faceta de la vida de las personas, pero no es menos cierto que son necesarios otros aditamentos para que opere en debida forma. Y el principal es la motivación; sin motivación no hay esfuerzo. La experiencia y la psicología nos enseñan que si del esfuerzo se sigue el refuerzo, la recompensa, el esfuerzo tiende a repetirse. Entonces el esfuerzo puede convertirse en hábito. Por el contrario, un esfuerzo desmesurado, seguido repetidamente de fracaso, lleva directamente a la extinción de la conducta esforzada. De aquí la necesidad de adaptar los objetivos y contenidos de aprendizaje a las posibilidades de los alumnos y no a la inversa.

4. EL TRIUNFO DE UNA NUEVA FUERZA POLÍTICA en las recientes elecciones, pone sobre la mesa la posibilidad, contemplada en su programa electoral, de modificar algunas cosas de la situación actual. El escaso tiempo transcurrido no ha permitido un debate a fondo sobre los posibles cambios y sus prioridades, pero sí pueden avanzarse algunos principios o ejes que desde nuestra perspectiva, pensando en la ciudadanía usuaria del sistema educativo no universitario, serían deseables: en primer lugar, intentar dar una cierta estabilidad a las leyes (cada gobierno no puede hacer su propia ley orientada a sus seguidores o votantes [como, en buena medida, hizo el PP]; el gobierno gobierna para todos y a todos debe tener en cuenta); en segundo, realizar los cambios después de un periodo de diálogo con los agentes implicados, intentando, si es posible, el consenso, para lo cual parece lógico que debe haber una paralización de lo que todavía no ha entrado en vigor; y tercero, hacer coincidir al máximo lo que se predica, con lo que se escribe y con lo que se hace.

Finalmente, sin pretender ser exhaustivos ni excluyentes, cualquier cambio que se acometa, debería hacerse a la luz de estos focos: a) fundamentación en argumentos científicos consolidados, relativos al desarrollo en general y al aprendizaje en particular; b) impregnación con las ideas de inclusión, cohesión, tolerancia y respeto; y c) evitación de perjuicios, tanto a alumnos, como a profesores, que por razón de la puesta en práctica de algunos aspectos de esta Ley, hayan accedido a nuevas situaciones difícilmente reversibles.

Publicado en http://www.educaweb.com/esp/servicios/monografico/loce/default.asp

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